"Los lectores son tan pocos que va a llegar el día en que deberemos levantarle monumentos a los que se atrevan a leer un libro” acotaba Pía Barros en una de sus intervenciones en un Encuentro de Escritores en Puerto Montt.
Y ante semejante afirmación, que no es otra cosa que una radiografía un tanto exagerada de la realidad, buscamos respuestas (generalmente excusas algunas veces ilustradas) al problema de la falta de lectura en nuestro país, principalmente entre los jóvenes.
He aquí la respuesta de cómo podemos ganar lectores activos, seducidos y conscientes ante el ejercicio de la lectura.
Veinte poetas conforman esta apretada selección de textos, documentos, instrumentos de trabajo, rigor, pasión, dedicación profesional realizada por Mario García Álvarez, Profesor de Lenguaje y Filosofía, poeta y estudioso de la poesía, no solamente de la que permanentemente está sucediendo en nuestros lindes sino de la que acontece más allá de los límites de nuestras lluvias y soles. Veinte poetas que, a no dudarlo, pudieron ser más, si no hubiese ocurrido la auto marginación de alguno que no quiso o no creyó conveniente aparecer junto al colectivo. Veinte formas no solamente emotivas de utilizar el lenguaje estético, sino racionales de ver y auscultar el propio trabajo, así como la proyección del propio trabajo en los otros.
Inmenso esfuerzo el de Mario García.
Inmenso esfuerzo no solamente para reunir voces tan disímiles en su conformación y origen, sino para acercar textos de distinta urdimbre a lectores poco familiarizados con la literatura -y qué decir, con la poesía-. Porque se necesita algo más que la intención intelectual para hacer que todo acto escritural creativo se conforme como acercamiento, como objeto recibidor. Para que no haya excusa para evitar y exiliar ex profeso a la poesía de nuestras aulas.
Nada ha sido dejado al azar en esta antología de edición cuidada, de formato práctico, de una excelente fotomecánica, los que constituyen elementos más que interesantes y significativos para lograr que este libro sea accesible, leíble, querible.
340 páginas no son muchas para contener un producto tan abundante, subjetivo, inasible, y de tan baja cotización a la hora de integrarla al Plan de Estudios, eso, independiente de lo que suele pensar el Ministerio, hoy más preocupado de los rendimientos muchas veces coyunturales, más que de la capacidad de poder aprehender y comprender productos estéticos, como la poesía.
Sin embargo, Mario García se las arregla para efectuar la pega (y para alivianarnos la pega).
Alguna vez, un escritor de Santiago planteaba que se debiera, en la Enseñanza Media y Universitaria, incluir una asignatura que se denominara LECTURA; así, a secas, LECTURA. Supongo que a partir de este juicio también podríamos plantear que debiera, en Educación Media incluirse una asignatura que se denomine POESIA. Sin embargo la decisión no es así de fácil ni dictatorial. Por ello Mario García opta por otro derrotero, más ingente, más inteligente y desmesurado: entregar poéticas (más que poemas) para ser leídas. Con ellas, a modo de sugerencia, más que de recetas, se agregan algunas pistas de exploración, dadas con la paciencia del pedagogo o del poeta que corrige un texto una y otra vez. Lo anterior no es un hecho inusual por parte del antologador si se toman en cuenta más de treinta años dedicados a la poesía, escribiéndola y analizándola; vale decir, una garantía para presentar un libro que reúne un fenómeno creativo tan vigoroso y abundante como la poesía, y a la vez tan poco conocido, a pesar de originarse en nuestra zona.
Una segunda mirada -que posiblemente puede ampliar la primera- nos coloca frente al posible equívoco que pudiera extraerse del título de la Antología, al parecer, demasiado acotada al mundo de la docencia. Y es que, PALABRAS DE LLUVIA Y SOL EN EL AULA no solamente se propone como un trabajo específico dirigido a profesores y alumnos, obviando el posible y esperable ejercicio de la lectura de parte de otros sectores La antología, a no dudarlo es una muestra abierta a todo lector que se interese por los productos poéticos producidos en la zona.
Asimismo es pertinente afirmar que PALABRAS DE LLUVIA Y SOL EN EL AULA integra de manera más efectiva que efectista, un número de voces necesarias que pueblan la poesía del sur, a las que además se le suministra el protagonismo de definir su propio quehacer y de constituirse en voces más hermanables, en aportadores de sugestivas actividades para el trabajo en clases sugeridas. Vale decir, la presente antología es una muestra de cómo puede colectivizarse de manera eficaz las propuestas poéticas que han nacido y perviven como proyectos individuales.. Por si acaso aquello no fuera suficiente, se incluye documentos de estudio de la poesía chilena actual, más una webgrafía que sirve como soporte técnico para completar el periplo iniciado con la lectura en el aula, y concluirlo con la investigación y la discusión acerca de esta rica poesía nuestra.
En lo que corresponde a los textos y al material poético seleccionado, la antología no se constituye como un lugar común de poetas ni de modas discursivas, sino más bien en una zona de imaginarios posibles, de diversidad en temáticas, lenguajes, procedimientos textuales, tiempos de producción, diferencias etarias. Una especie de bibliografías de la memoria, como diría un profesor de literatura. Nada conclusivo, nada de pretensiones superfluas. Mucho de sugerencia, de recolección y selección madurada en la sencillez y en la sobriedad: es decir, un catálogo de propuestas poéticas contemporáneas del sur de nuestro país, vigorosamente válidas, cálidas.
He aquí la invitación no sólo a leer sino también a investigar en un espacio donde no sobra la disponibilidad de bibliografía de autores de la zona y sí aumenta el desconocimiento de los autores que escriben desde este lugar del mundo.
El mismo autor nos plantea que la antología es un acopio donde los planteamientos teóricos constituyen soportes intelectuales que permiten a docentes y alumnos acceder e enriquecer el estudio y la comprensión de la poesía. Al respecto el mismo García afirma que “Esto ocurre como producto de una enseñanza que ha ido simplificando en extremo los temas y exigencias, fomentando la tendencia al menor esfuerzo intelectual que en general caracteriza a nuestros jóvenes”. Al respecto valga también una breve acotación para muchos colegas de Lenguaje y Comunicación que persisten en la queja eterna con respecto a la escasa lectura de los jóvenes, cuando ellos mismos no la motivan y en definitiva no leen. Por eso, más allá de los instrumentos de evaluación sugerida para profesores, contenidos en el libro, PALABRAS DE LLUVIA Y SOL EN EL AULA es una oportunidad de formalizar un estudio sistemático de la poesía en los colegios, pero además es una oportunidad de iniciar el gusto y conocimiento de la poesía, la oportunidad de iniciar lectores, toda vez que necesitamos de nuevos lectores.
No hay excusas, entonces, para adentrarnos en este territorio al cual este esfuerzo del profesor Mario García nos invita.
(*) El Profesor José Diógenes Teiguel Teiguel nació en Castro en 1960. Es profesor de Lenguaje y Filosofía, Diplomado en Psicología de la Adoilescencia, Diplomado en Evaluaciòn de Aprendizajes, porst titulado en Orientación Educacional. Realizò sus estudios universitarios en la Universidad Austral de Chile, Valdivia. Es un excelente escritor en el área de Narrativa, y como poeta ha ganado numerosos premios y sus creaciones han sido antologazas en ediciones nacionales y extranjeras.
(NOTA DEL EDITOR )