Aun no está confirmado que se trate de aquel legendario vuelo siniestrado en febrero de 1970, del cual nunca se ha encontrado restos. La familia está esperanzada, mientras la FACH realizará la investigación correspondiente.
Sorpresa ha causado en Ancud el hallazgo de los restos de un avión en la zona montañosa al norte de Chepu. Los primeros datos se conocieron a comienzos de la semana pasada, cuando lugareños contaron que en una zona de muy difícil acceso, estaban los restos de una aeronave del Club Aéreo de esta ciudad. Las malas condiciones meteorológicas de esos días impidieron una excursión al lugar. Pero este domingo sí pudo realizarse. Miembros del mismo club ancuditano se internaron en la espesa vegetación. Luego de unas tres horas de dura caminata y ascenso, llegaron al sitio señalado. En efecto, se encontró parte del fuselaje de un avión Cessna. La pregunta fue, ¿A qué accidente correspondían? ¿Se trata de aquel siniestro ue en el año 1970 generó lo que hasta el momento es un completo misterio? Preguntas que esperan ser respondidas con el correr de los próximos días, pues la Fuerza Aérea ya está al tanto de lo sucedido. De hecho, la tarde de este domingo un helicóptero de esa rama de las Fuerzas Armadas, llegó a Ancud para comenzar con las diligencias tendientes a resolver el caso.
ORIGEN DE UN MISTERIO
A fines del febrero de 1970, exactamente el día 26, una avioneta Cessna 172 pilotada por Francisco Díaz Oyarzo, llevaba entre sus pasajeros al entonces distinguido comerciante Julio Kompatzki Hornickel y al estudiante de Medicina, Luis Guerrero Moena. Habían salido desde Castro con rumbo a . En esa zona excursionaban diez estudiantes universitarios, a quienes debían dejarle pertrechos... La historia fue escrita en las páginas del libro “La Huella del Abtao”, del médico e investigador Medardo Urbina Burgos. Justamente en una de sus excursiones por la Cordillera de la Costa chilota, uno de sus propósitos fue conseguir mayores datos acerca del vuelo. Lo cierto es que el avión se perdió y nunca más se supo de éste. Se trataba de un Cessna CC-SNA 172, del Club Aéreo de Ancud, “que pudo haber caído en el sector comprendido entre Pid-Pid y la desembocadura del río Abtao, pasando por la altiplanicie de Campaña y la vertiente occidental de la Cordillera de Piuchué”, reseña el doctor Urbina en uno de sus escritos.
Incontables excursiones de búsqueda sucedieron al siniestro aéreo, uno de los más recordados de la historia de la aviación isleña, precisamente por el velo de misterio que rodeó a la tragedia. La familia Kompatzki, residente en Ancud, nunca perdió las esperanzas de cerrar el ciclo. Ahora, con este hallazgo, se reavivan esos anhelos. Aunque lo toman con la cautela necesaria.
AVENTURA DOMINICAL
Un funcionario de la Municipalidad de Ancud fue informado sobre el hallazgo la semana pasada. Le comunicó los datos a miembros del Club Aéreo de Ancud. El mal tiempo pospuso un viaje hasta el lugar. Este domingo pudieron concretarlo. Así lo contó Robinson Fernández, directivo del club ancuditano. “Nos llegó la información hace una semana atrás por gente del lugar, por lo que decidimos ir y verificar si el avión era del club aéreo y si correspondía eventualmente al avión del señor Kompaztki”, contó Fernández.
Efectivamente llegaron hasta los restos de la aeronave. No fue una tarea fácil. Salieron de Ancud a las 7 de la mañana del domingo, llegaron cerca de las 8 a Chepu. Se internaron en la selva haciendo huella con machetes y abriéndose camino en compañía de lugareños que conocían el hallazgo. Con ayuda de GPS, georeferenciaron el punto exacto en que se encuentra el avión, lo que permitirá llegar nuevamente a éste sin problemas, principalmente para el arribo de peritos. Fueron tres socios del Club Aéreo, más el funcionario municipal que tenía el contacto y otras tres personas.
Fernández cree que el lugar del impacto está a unos 1.500 pies de altura, en un cerro al norte de Chepu. “El lugar es un predio particular, de un señor Vera si no me equivoco, que tiene la historia de lo que pasó ahí...”, señala el miembro del Club Aéreo.
VERSION DE LUGAREÑOS
Respecto a qué corresponde el hallazgo, es un asunto que debería quedar claro con el correr de los días. No hay seguridad que se trate del avión desparecido en febrero de 1970. Aunque sí hay cosas que coinciden. Robinson Fernández cuenta sobre aquello: “La matrícula correspondería al avión, pero los lugareños nos están diciendo lo contrario. Entonces, lo que ahora la FACH investigará con peritos, a qué corresponde efectivamente esos restos”. Y lo hallado son parte del fuselaje, la cola de la aeronave y, un poco más retirado, el motor de la misma. “La matrícula está muy visible en lo que es el ala del avión”, señala el directivo del Club Aéreo. “La matrícula nos da a entender que es el avión del señor Kompatzki, por lo que se ve en diarios de la época”, remata Fernández.
¿Pero cuál es la historia que cuentan los lugareños?
Que se trata de otro avión, uno que fue encontrado días después de haberse siniestrado, que las personas que fallecieron las sacaron y llevaron en un helicóptero. Y que el motor, que es algo que se investiga cuando cae, fue arrastrado por ellos mismos, a petición de la FACH me imagino, para revisarlo, que es lo que generalmente se descompone cuando ocurre este tipo de accidentes.
En efecto, otro avión se siniestró en la zona del hallazgo años antes de que ocurriera la desaparición del Cessna 172 que nunca apareció. Ahora, la duda está instalada debido a la coincidencia en la matrícula de los restos hallados, con la nave que continúa desaparecida hasta ahora. “El tema de este avión siempre ha estado vigente, toda la comunidad ancuditana siempre lo ha tenido en la memoria y lo recuerda desde aquella época. Que el avión coincida es muy importante”, dice Robinson Fernández. De todas maneras, tiene a la prudencia como su consejera. “No me atrevería a declararme tan cierto de esto (que se trate del avión desaparecido misteriosamente), siempre hay que tener precaución. Hay una familia que es muy antigua acá, una historia que tiene muchos años. A nosotros nos gustaría que fuera así, para terminar el misterio y la familia se sienta tranquila de haber encontrado el avión. Para nosotros como Club Aéreo también sería muy relevante”, agrega.
FAMILIA RECIBE CON CAUTELA
El conocido vecino ancuditano Hernan Kompatzki Oyarzo, llegó hasta la losa del aeródromo Pupelde, también intranquilo con la información corroborada este domingo. Su padre era uno de los tres tripulantes de aquel Cessna 172. “Estamos muy expectantes como familia ante esta noticia, de pronto nos ha pillado de sorpresa, vamos a tener que esperar los resultados que demande esta investigación que se realizará, gracias a que se pudo traer rápidamente a la FACH”, resalta.
Kompatzki sabe que no se está ante un hecho consumado. Es lo que más ha deseado oír en estos últimos 46 años. Pero hay que comprobar varios datos aun. “Hay una serie de cosas que no cuadran mucho y eso habrá que verificarlo. Igual queremos cerrar un ciclo y muchas veces hemos tenido la información, algún dato, y siempre nos ha ido mal, sin resultados positivos. Quisiéramos que esto alguna vez pueda salir a flote y podamos encontrar el avión que se siniestró el año 70 con mi padre a bordo. Cada vez que surge una posibilidad, como familia siempre estamos dispuestos a colaborar y hacer todo lo posible para que esto resulte. Ojala que la noticia de hoy llegara a buen término, pero hay cosas que no cuadran y es lo que hay que verificar”, señala con una mezcla de esperanza, cautela y emoción...
Temprano este domingo conoció la información. Fue algo inesperado. “Los sentimientos de angustia son inexplicables, de cada uno de mis hermanos, de mi madre que aun vive. Quisiéramos que esto llegara alguna vez a buen puerto. Ha habido otras oportunidades donde también han surgido pistas; cada una que aparece la hemos llevado hasta el final. Espero que en algún momento podamos tener esa, entre comillas, alegría de encontrar el avión de mi padre...”, puntualiza el ancuditano.
FACH EN EL LUGAR
La tarde del domingo, un helicóptero Bell UH1H se posó en la losa de Pupelde. La idea era sobrevolar la zona del hallazgo, llevando a bordo a algunos familiares de uno de los tripulantes. Pero por una razón técnica, el vuelo no se pudo realizar en el momento. Quedó pendiente.
Hasta Ancud también arribó el General de Brigada Aérea Cristian Pizarro, Comandante en Jefe de la Tercera Brigada Aérea. Comentó la actuación de la Fuerza Aérea en este caso. “Es verificar claramente cuál es la aeronave que se encontró, verificar si es un redescubrimiento de una aeronave que se accidentó hace años atrás o no. Eso es parte de lo que hay que investigar, para clarificar todos los datos”, señaló.
Comentó el General Pizarro que la información la recibió su entidad este mismo domingo y se constituyeron de inmediato en Ancud. “Esto se sumó a los datos fotográficos, para hacer la correlación de antecedentes y tratar de determinar de qué aeronave se trata”.
El uniformado confirmó que cuando las condiciones lo permitan, se hará un sobrevuelo. No ahondó mucho en el procedimiento legal administrativo que correspondería efectuar en este caso, aunque a priori, la Fiscalía Local pudiese conocer el asunto si así lo amerita. Lo que sí ocurriría, es la participación de peritos de la Dirección General de Aeronáutica Civil para ayudar a clarificar el misterio.
NOTA: Artículo extraido de PERIODICO EL INSULAR - en su edición del LUNES 19 de Diciembre de 2016.