Calificado como “Día de La Raza”, ligado a la manipulación Panamericana, en la actualidad es una buena instancia de revisión histórica. Además, dio origen a una serie de artículos que se publican desde hace más de un cuarto de siglo en el Diario “La Prensa”, de Curicó…
Por José Blanco Jiménez
Profesor y Doctor en Filosofía
Cuando esa calurosa tarde que volvía de Hualañé (donde había ido a entrevistar al alcalde para exponerle la idea del monumento a Lautaro en el cerro Chiripilco), pasé por Curicó a tomar el tren para volver a Santiago, decidí visitar las oficinas del Diario “La Prensa”.
Han pasado casi 30 años y me recibió el mismísimo don Manuel Massa Mautino, su director, que me invitó a colaborar en sus páginas.
Con motivo del Quinto Centenario del arribo de Cristóbal Colón a nuestro continente, había una serie de iniciativas editoriales y “La Prensa” había colaborado con un volumen que recogía los artículos escritos por Darío de la Fuente Duarte, un antiguo amigo de mi padre y vecino nuestro hasta su muerte, acaecida hace poco.
Por mi relación con Italia (soy profesor de Estado en Italiano y me doctoré en la ciudad de Florencia), me sentí en el deber de contribuir con trabajos acerca de su presencia a partir de fines del siglo XV y comienzos del siglo XVI. En realidad, en esa época Italia no existía (no está de más recordar que el Reino de Italia se constituyó recién en 1861). Por otra parte, la “tierra de Américo” (en homnenaje a Vespucci) sería mencionada por el cartógrafo alemán Martin Waldseemüller sólo en 1507.
No era el caso de hablar de “Descubrimiento” y, por ello, preferí titular la serie “Los florentinos y el encuentro de dos mundos”, adelantándome a la que habría de ser la denominación oficial del evento histórico en Chile, a partir de la ley 19.668 del año 2000. En la mayoría de los países hispanoamericanos el 12 de octubre era el “Día de la Raza”, porque así lo había denominado en 1913 el exministro español Faustino Rodríguez-San Pedro, como presidente de la Unión Ibero-Americana.
El 12 de octubre de 1914 se celebró como Fiesta de la Raza y al año siguiente como Día de la Raza.
El rey Alfonso XIII lo transformó en fiesta nacional el 15 de junio de 1918. Muchos años más tarde, Renzo Pecchenino, dibujante italiano avecindado en Valparaíso, más conocido como Lukas, hacía decir a uno de los personajes: “El Día de la Raza debería celebrarse 9 meses más tarde”.
CONMEMORACIONES
En Chile fue declarado día festivo mediante la Ley 3810 de 1922 con el nombre de “Aniversario del Descubrimiento de América” y, en 2000, la ley 19.668 pasó a denominarlo Día del Encuentro de Dos Mundos y se conmemora el lunes más cercano al 12 de octubre si esta fecha cae entre martes y viernes.
No hay que confundirlo con el Día de las Américas, que recae (o recaía) el 14 de abril, porque ese día de 1890 se creó la Unión de las Repúblicas Americanas en el Distrito de Columbia, que dio paso después a la Unión Panamericana y, finalmente, en 1948, a la aún vigente Organización de los Estados Americanos (1948).
Como todos los alumnos de escuelas públicas me tocó cantarlo cuando niño y volví a oírlo en la película Dawson Isla 10 (2009), de Miguel Littin, donde debían entonarlo los prisioneros con la precisa prohibición de no incluir a Cuba.
Como dato adicional, puedo agregar que la letra se atribuye al argentino Rodolfo Sciamarella, autor de la “Marcha Peronista” y que, después de la caída del dictador en 1955, tuvo que vivir exiliado en México y España.
GRANDES NAVEGANTES
La serie de artículos que inauguré en el Diario “La Prensa” estaba restringida al ámbito de Florencia (Firenze, en toscano), pero —además de los grandes navegantes (Cristoforo Colombo, Amerigo Vespucci, Antonio Pigafetta, Giovanni da Verrazzano, Giovanni e Sebastiano Caboto), universalmente reconocidos— varios mercaderes y religiosos italianos se establecieron y recorrieron el “Nuevo Mundo” en esa primera etapa de “Conquista” en la que ellos no participaron directamente, pero sí dejaron testimonios incluso incisivos acerca de los excesos de la codicia de los españoles.
Los genoveses Giacomo Castiglioni y Gerolamo Grimaldi estuvieron en la actual Venezuela, como asimismo el milanés Luigi Lampugnani y el romañolo Agostino Codazzi (más exactamente de Lugo, parte del Estado Pontificio). El milanés Gerolamo Benzoni recorrió las Antillas y la Nueva Granada, el piemontés Antonello Gerbi el Perú y el bresciano Giovanni Paoli fue librero e imprentero en la Nueva España (actual México).
El romano Francesco Giuseppe Bressani se interesó por los grandes lagos de Norteamérica; el lombardo Lorenzo Boturini Benasduci (de Sondrio) de las culturas indígenas de la Nueva España; el arquitecto Battista Antonelli (de Gatteo, Romaña) diseñó y construyó —entre 1598 y 1601— el Fuerte de San Lorenzo, en la desembocadura del Río Chagres, en el Istmo de Panamá, y trabajó después en La Habana y Cartagena de Indias.
UN CHOQUE ACULTURAL
El encuentro fue, en realidad, un choque acultural (o sea de la imposición de cultura sobre otra) que se notó en las diferentes realidades socioeconómicas que entraron en contraste.
Los invasores, junto con el hierro, trajeron animales como el caballo, la vaca, el cerdo, la cabra y la oveja. De América, se llevaron sólo el pavo, que los estadounidenses todavía consumen para el Día de Acción de Gracias.
En cambio, los géneros alimenticios que se exportaron de América a Europa dan una idea de lo poco variada que era, en ese continente, la comida antes del siglo XVI.
APORTES CULINARIOS
Una primera variante la había hecho posible Marco Polo, pero la verdadera “revolución” la constituyeron los productos americanos: el maíz (y su derivado la “polenta”), la papa (“patata” es un nombre inventado por los españoles), los porotos (o frijoles), el tomate, el aguacate, el zapallo.
A ellos hay que agregar el tabaco, que no requiere de mayores comentarios. En cuanto a frutas, están el cacahuate, el cacao, la batata, la yuca (y mandioca). Europa aportaría los plátanos, las naranjas, los limones y el café.
Además, los europeos trajeron el trigo (originario de la Mesopotamia, para la harina de las hostias), la vid (para el vino de misa), el aceite de oliva (para ceremonias religiosas), el algodón (que venía del valle del Indo, cuya explotación fue posible gracias a los esclavos negros conducidos como bestias desde África), la caña de azúcar y el arroz (descubiertos por Alejandro Magno en el s. IV a.C.). La cebada era para el pan de los pobres y bebidas alcohólicas.
INDIAS OCCIDENTALES
Un encuentro que se inició hace 528 años, cuando un contratista genovés de los Reyes Católicos creyó llegar a las Indias, que después pasaron a llamarse Indias Occidentales y sus habitantes fueron “indios”. Ahora se habla de “indoamericanos”.
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Sobre Los florentinos y el Encuentro de Dos Mundos han aparecido en “La Prensa” ya 1.272 capítulos. La serie, hasta el momento, está constituida por: Los florentinos y el mar, 04/01/1993; Más allá de las columnas de Hércules, 11/01/1993; El “Descubrimiento” de las Canarias, 18/01/1993; Florentinos en las Islas Canarias, 3 capítulos entre el 01/02/1993 y el 15/02/1993; Paolo dal Pozzo Toscanelli, 12 capítulos entre el 22/02/1993 y el 10/05/1993; Las citas bíblicas de Colón, 2 capítulos entre el 24/05/1992 y el 31/05/1993; Florencia y sus banqueros, 15 capítulos entre el 07/06/1993 y el 20/09/1993; Amerigo Vespucci, 92 capítulos entre el 27/09/1993 y el 31/05/1995; Giovanni da Verrazzano, 37 capítulos entre el 15/05/1995 y el 12/02/1996; Giuliano Fiaschi, 18 capítulos entre el 19/02/1996 y el 17/06/1996; Galeotto Cei, 400 capítulos desde el 01/07/1996 y el 16/05/2005; Niccolò del Benino, 85 capítulos entre el 13/06/2005 y el 02/04/2007; Francesco Carletti, 241 capítulos entre el 09/04/2007 y el 23/09/2013; Cosimo Brunetti, 40 capítulos entre el 30/09/2013 y el 21/07/2014; Giuseppe Raddi, 80 capítulos entre el 28/07/2014 y el 22/02/2016; Filippo Mazzei, publicados 237 capítulos entre 29/02/2016 y hasta el 28/09/2020. Cfr. Blanco Jiménez, José, Los florentinos y el encuentro de dos mundos, en “Revista de Culturas y Literaturas Comparadas”, 6 (2016), recuperado a partir de https://revistas.unc.edu.ar/index.php/CultyLit/article/view/16380.