Fue en septiembre
Era un claro en el bosque
Y una laguna apenas perceptible
Donde el sol se recogió a dormir sobre las hierbas
Y empujó al viento a otra parte
La quietud y el silencio
El verde manantial de agua y plata
Los pitíos que gritan a lo lejos
Y el opaco cacareo del Huad-hued
Rasguñando bajo el bosque la hojarasca
Sobre el agua cristalina verdes hojas
Y unas flores copihuadas relucientes
Vuelan lentos en un suave runrunear
Matapiojos y libélulas finísimas
Se persiguen bajo el sol en la laguna.
Y después de que se alcanzan
Y se cansan de jugar
Van poniendo huevecillos con sus colas
Sobre la espejeante piel de la laguna.
Odonata les llamaban a estos bichos
Que parecen helicópteros en vuelo
Y que suelen renacen en las lagunas
Cuando el sol las enternece con sus rayos.
Odonatas les dicen los entomólogos
Pero yo sólo les llamo “matapiojos”
“licopíteros” les llaman otros niños
Bailarín entre los lotos florecidos
Sembrador de huevillos sobre el agua
Tenue brillo de plata hay en sus alas
Y amador de los charcos… ¡sin permiso!