Fecha: 13 de abril de 2013 22:04
Queridos coterráneos, coetáneos y/o co-isleños:
Imagino que a muchos les parecerá una total sorpresa este intempestivo email del susodicho aquí firmante. Y no es para menos porque sé que en cualquier lugar del mundo la gente manda mensajes por email, facebook y toda esa joda donde cada uno cuenta lo que a nadie más le importa (¿sabes qué estoy comiendo ahora mismo? ¿sabes adónde voy a ir el fin de semana? ¿sabes quién me llamó recién?) o en mi querido país, simplemente para comentar las últimos chismes del medio, lo que dijeron en la tele, o el nuevo programa de copucheo express, ¿cachai?
Mi mensajito no tiene nada que ver con lo anterior y por lo mismo ustedes tienen todo el derecho de agarrar papa o simplemente sentarse sobre el reverendo piano de mi propuesta.
Dado el nivel de chabacanismo y farandulerismo de la tele y los medios de prensa nacionales, he estado pensando que los menos faranduleros deberíamos hacer algo para llegar a la gente con cuestiones más interesantes, puesto que lo interesante no está en cuántas veces ha mostrado el culo la mina aquella, no con quién está saliendo ahora el chino Ríos, ni ninguna de esas cuestiones. A estas alturas de mi andada por este mundo me parece que lo más importante de la vida es la vida y es precisamente de eso lo que quiero hablar con ustedes.
En los últimos dos años, mis coterráneos se han sacado los zapatos investigando sobre la historia, así como los ires y venires de la gente de nuestra tierra. Ése es un tema tan importante y tan necesario de recordar y dejar por escrito, que yo me he pasado los dos últimos años sacándome el sombrero a cada rato por el trabajo de ellos y ganándome unos refriados de padre y señor mío, a causa de graciosa manera de agradecérselo.
Ahora viene la parte fuerte y hasta un poco dolorosa. Ustedes, queridos amigos y coterráneos, comienza a ser parte de la historia de Castro, de Chiloé, de lo que hemos vivido y habitado, de modo que no sería malo empezar a ayudarle a los futuros historiadores de nuestra isla con algunos datos que con el paso de los años serán sumamente útiles para aquellos que se sacan las pestañas tratando de reconstruir la historia de nuestro pueblo y de nuestro archipiélago.
Le he propuesto a la gente de El Insular, escribir una serie de notas sobre la gente de mi generación (poco mayor, poco menor, más o menos igual) cuyo trabajo o participación en la vida ciudadana merece el recuerdo de la comunidad. Y los amigos de El Insular me han dicho, échele palante que el diario se pone con las páginas que necesite. Sé que eso significará horas de trabajo, pero mi interés por dejar documentada la vida de los personajes que irán apareciendo en esas páginas es mayor que cualquier cansancio y habrá de superar cualquier obstáculo que se me presente. Excepto que un día la gente del diario me diga “córtala con esta cuestión.”
Sé que esta serie que he pensado titular “De carne y hueso” pecará de varias deficiencias debido a que no me encuentro en Chiloé y que sé muy poco de los nuevos personajes que han llegado o aparecido en la isla en los últimos veinte años. Otro pecado será que casi todos serán castreños o estarán conectados con la ciudad capital de Chiloé puesto que es lo que conozco mejor. Pero quiero liberarme de esos pecados pensando que esa debiera ser la tarea de otros. En esta serie debería haber de todo: poetas y artistas, en general; futbolistas y políticos; bomberos y deportistas destacados; académicos y personajes públicos. Es decir, todo el espectro de la vida ciudadana, sin importar ideología, religión, condición social ni color político. Quiero mostrar a la gente de nuestro archipiélago, a aquellos de quienes hay algo que decir por lo que significan, han significado o significarán para la comunidad por las más diversas razones. Hay muchos nombres que están en mi cabeza, pero mi gran problema es la distancia. Por ejemplo, ¿cómo comunicarme con ellos si no utilizan la computadora?
Igualmente, hay varios que deben ser maestros del teclado pero no tengo las direcciones de los mismos. Por esa razón, al mismo tiempo que les pido una rápida respuesta sobre si les gustaría concederme una entrevista, les adjunto a continuación una lista de personajes que me gustaría contactar de los cuales no tengo su cuenta electrónica. A quién tenga esa información de ellos, les agradecería que me la enviaran.
Una última cosa, el texto final de cada entrevista será revisado por “el personaje de la misma” antes de su publicación. Por lo mismo, en ellas no aparecerá nada que al entrevistado no le parezca conveniente.
Aquí va la lista de emails que me falta: Orlando Aguilar Navarro, profe del liceo en los 80; José Fernández “Chichío” (profe, futbolista y árbitro); Sarita Curumilla Sotomayor (gloriosa locutora de la “Chiloé”); Archibaldo Valladares (enfermero y músico en sus primeros años en Castro); Boris Sandoval (profesor y futbolista, a quien don Aureliano le preguntó apenas ganado el Campeonato Nacional de 1974; ¿Don Boris, usted juega de delantero o de trasero?); Freddy Gazzo (futbolista del mismo equipo campeón nacional); David “Ficho” Vásquez (basquetbolista que lleva a los difuntos directamente al cielo); Luis Curumilla Sotomayor (alcalde de Curaco); Ismael “Popeye” Ruiz (futbolista legendario, “que lo patee Popeye”); Sergio Montiel (Checho Piedra); Aquiles Pérez “Tureque” (basquetbolista e hijo del legendario “Barrilito”); Claudio Alvarado Andrade (Subsecretario de la Secretaría General de la Presidencia); Rubén Ballesteros (Presidente de la Corte Suprema); Gabriel Ascencio (diputado); Nelson Águila Serpa (Alcalde de Castro); Juan Vera Subiabre (Inspector General del Liceo de Castro); René Vidal (concejal de Castro); Fernando Bórquez, “Papicho” (ex-concejal; ex-basquetbolista y nieto del recordado hombre público castreño Don Nano Bórquez”); Cataldo Martínez Pardo (electricista y dirigente sindical).
Como pueden ver se trata de un trabajo largo y, como siempre, sin ningún proyecto ni ningún peso de por medio. El simple deseo de servir a mi pueblo y dejar en el papel algo del trabajo que cada uno de ustedes ha realizado por el bien de nuestra comunidad.
A la espera de sus respuestas, con el mayor de mis afectos,
Carlos Trujillo