Los poemas que publicamos a continuaciòn fueron escritos hace tres décadas en los libros:
"NO Se engañe nadie NO", "Antología de Sonetos" y otros poemas de Lope Sin Pega, en 1999, y lo más triste de todo es que a pesar de la distancia cronológica...¡Todo parece seguir hoy igual que en aquel lejano tiempo!
Medardo Urbina Burgos
Reflexiones ante el destrozo
y cuasi exterminio
de la educación chilena[1]
"No es tiempo para el dormido,
¡arriba, hermano! ¡despierta!
que por bando
diez soplones han venido
y ya se hallan en la puerta
vigilando."
La escuela casi sin vida,
ya resignada a su suerte
laborando
por un plato de comida
que apenas sigue a la muerte
engañando.
Cuán lejos quedó el comer
cómo el hambre silenciado
da escozor
como a cualquier parecer
se le acabó la jornada
al profesor.
La educación siente el frío
de no poder enseñar
pronta a morir
envuelta en augustos líos
que tratan de eliminar
su existir.
Hay muchos profes cabales
y muchos más cumple-horarios
pro-milicos,
no todos se ven iguales
los más con pobres salarios,
pocos ricos.
De qué vale una sonrisa
forzando aparentar
quien no eres;
no debes correr con prisa
avanzar es tu deber
adonde fueres.
Nunca ocultes la verdad
ni aceptes enmascarados
en tu escuela
lucha por la libertad
que es el deber más sagrado
aunque duela.
No hay por qué parecer
inocente y mansa oveja
que da lana,
si tuviste pan ayer
puede ser memoria vieja
ya mañana.
En ello verás presteza
de río de gran caudal,
muy crecido,
no des curso a la pereza
que contagia el peor mal:
el olvido.
No olvidemos las acciones,
la unidad, en esta lucha
verdadera;
no creamos sus ficciones
que cuando la oferta es mucha
no es sincera.
Aunque ya estoy padeciendo
no sólo lamento yo
esta maldad
que el tiempo pasa corriendo
y a siete mil les mostró
su iniquidad.
Hace años don Andrés Bello
con su luz vino de lejos
a alumbrar;
ni soñaría que aquello
dirigiría un consejo
militar.
Fueron las Úes[2] chilenas
fundadas en libertad
de opinión,
duele el recuerdo y apena
de la falsa autoridad
la represión.
Fue la labor más honrada
en el norte, centro y sur,
toda la vida,
aunque siempre mal pagada
jamás la tuvo un albur
desfallecida.
Los poderosos señores
igual que los proletarios
se educaron
en busca de los primores
que enseña el abecedario
caminaron.
Nuestros profesores antes
en todo el mundo ganaron
distinciones
mientras hoy con gran desplante
en sus cargos se han sentado
los soplones.
De las universidades
recordaremos sus frutos
duraderos,
hoy ferias de vanidades
los llamados institutos
del dinero.
¿Qué pasó con los maestros
que han desaparecido
tras la sombra?
¿Por qué hecho tan siniestro
que es de todos conocido
nadie nombra?
¿Qué se fizo la cordura
que el pasado mandatario
demostró?
¿Por qué tanta la locura
deste loco solitario
que llegó?
La enseñanza buena fue,
se ofrecía como el bien
más apreciado,
hasta que con mala fe
un señor la convirtió
en negociado.
Cambiaron los directores
y muchos profes perdieron
hasta el sueño,
aumentaron los temblores
los alcaldes que asumieron
como dueños.
¿Qué se hizo el Ministerio?
¿De contratos y de becas
qué ficieron?
¿En qué quedó el Magisterio
después que con ramas secas
lo barrieron?
No fueron dioses terribles
quienes mataron a tantos
profesores,
sino un gobierno insufrible
edificado en espantos
y temores.
Todo el mundo sintió susto
con la nefasta noticia
del traspaso;
fue un doloroso disgusto
cuando la corte alcaldicia
dio el portazo.
Llegamos al peor mal
con un señorón llamado
Míster Gaete,
quien dio el pitazo final
para dejarnos sonados
como cuete.
Última estrofa a manera de moraleja
gracias a la impagable colaboración
de Jorge Manrique
"Pues si vemos lo presente
como en un punto se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera,
más que duró lo que vio,
pues que todo ha de pasar
por tal manera."
[1] Este poema no se publicó nunca. Se le conoció escasamente a través de copias mecanografiadas y fotocopias hechas por el autor y sus amigos.
[2] Las universidades.