Texto y fotos de Medardo Urbina Burgos
Fue el 05 de febrero de 2013. Hubo abrazos, saludos y apretones de manos a medida que el público ingresaba a la Biblioteca Pública de Castro. La verdad es que ya se ha hecho una sana costumbre que los amigos amantes de las letras se junten en cada lanzamiento y vuelvan a verse después de un año de ausencia. Había alegría y sonrisas. Muchos no se habían visto hacía treinta o cuarenta años y hacían recuerdos de aquellos felices días de la adolescencia cuando jugaban por alguno de los equipos de fútbol de aquel entonces: Pinona Estefó, Neto Maldonado, Chito y Armando Ojeda, Mario Cerna Rosales, Christian Díaz Caballero y Ernesto Urbina Burgos, - a quien apodaban “Sam” como el arquero de Barrabases- , en aquellos tiempos en que Sam era el guardavallas del “Arco Iris” de Castro. Había alegría en el ambiente cuando se inició la presentación.
El poeta Manuel Mauricio Zúñiga abrió la reunión con el nutrido curriculum del expositor y usó poéticas expresiones para valorar el entrañable amor por su tierra que Rodolfo Urbina Burgos profesa a la luz de sus publicaciones e hizo mención a que fue galardonado con el Premio Municipal de Cultura el año 2009. El señor Alcalde de Castro, Don Nelson Águila Serpa tuvo la gentileza de presentar al autor del libro “ASPECTOS DEL VIVIR DE LOS CHILOTES. CASTRO 1959-1960”. En su alocución, hizo una completa reseña de la trayectoria académica del Dr. Rodolfo Urbina, destacando el orgullo que sienten los chilotes al tener entre los hijos de la ciudad a un académico que ha publicado tantos libros sobre Chiloé y de tan valioso aporte al conocimiento histórico insular.
Un hermoso dúo de violinistas locales dio la nota musical que precedió a la presentación del libro: Viviana Angulo y Camila Márquez con su simpatía, juventud y talento llenaron el ambiente del placer de la música interpretando obras para violín de Bach y de Chopin.
En un lenguaje fluido y muy ameno el Dr. Rodolfo Urbina Burgos delineó y describió algunos pasajes más relevantes del contenido de su libro, centrándose en la visión de un adolescente sobre el pueblo de aquel entonces, las costumbres, los “malones”, las modas de la juventud y el paso de “Pecos –bill” con marruecos abotonados al “Blue Jeans” con cremalleras. Analizó también el paso de las calles barrosas a las pavimentadas, el de la luz titilante a las luminarias fluorescentes y –entre otras cosas- el impacto del Puerto Libre en la forma de vida de los chilotes en la década de los 60. Mencionó de paso la vida de la pandilla de “La González” en la calle Piloto Pardo, los deportes, los equipos de fútbol que domingo a domingo se batían en el estadio Pedro Aguirre Cerda, la vida de los barrios costaneros, de Ten-ten, de “Puntechonos”, de Pedro Aguirre Cerda y de Gamboa, más al sur del puente sobre el río del mismo nombre. Pasó revista a la vida en la ciudad en aquel entonces y la vida en los poblados rurales de las inmediaciones de Castro, como Rilán, Quilquico, Tey, Rauco, Chonchi… en fin… Nercón, en uno de cuyos capítulos se describe un día de celebración religiosa, en que la solemnidad de la misa de la mañana, se transforma completamente por la tarde cuando se da paso a la celebración mundana, con el baile, la música estridente, el vino y los licores, la borrachera y las peleas en descampado, como al parecer ocurría en ese entonces y sigue ocurriendo en la actualidad. Especial mención hizo el autor del libro, a la vida liceana, los alumnos y los profesores, destacando el enorme respeto y admiración que se profesaba a los docentes, tan distinto al parecer a lo que ocurre hoy día. La vida intramuros, la vida familiar en torno a la cocina a leña y el modo cómo a través de los utensilios de la vida cotidiana, podía construirse una idea de la forma de vida del chilote de aquellos años: la artesa de madera, la tabla de lavar ropa, las escobillas de quilineja, el jabón Gringuito y el “azúl” para lavar la ropa blanca, en ese tiempo cuando no existían las lavadoras eléctricas ni los refrigeradores. El autor concluye su libro con 1960 y el terremoto del mes de mayo de ese año que causó enorme impacto en todo el sur de Chile e inutilizó el tendido de rieles del trencito de trocha angosta de Castro a Ancud. La interesante exposición del Dr. Rodolfo Urbina concluye cuando se refiere a la forma en que nos veían a los chilotes diversos autores, turistas, visitas diversas y viajeros procedentes del Centro y Norte de Chile, para quienes los chilotes eran considerados en ese tiempo sinónimos de gran atraso social y cultural, casi “entes del fin del mundo”, estado de abandono en el que el Gobierno Central tuvo a la provincia hasta bien avanzada la medianía del siglo XX.
El autor respondió una serie de preguntas de los asistentes para luego autografiar los libros adquiridos en la ocasión y acto seguido el Departamento de Cultura de la Municipalidad ofreció un ágape a los asistentes que departieron en medio de un grato ambiente de amistad y camaradería. El autor agradeció a la Municipalidad y al su Departamento de Cultura felicitándolos por la calidad de la organización del lanzamiento, la gran asistencia de público y sobre todo por la presencia del Señor Alcalde de la Comuna cuya participación en el acto dio realce y distinción a la actividad cultural.