LA ODISEA DE LA TRIPULACIÓN DEL ESSEX (1819-1820)

(1820 Hundimiento del ESSEX en aguas del Pacífico y la odisea de su tripulación. El relato del Capitán GEORGE POLLARD Jr. Una historia de sobrevivencia.)

 

Síntesis del dramático episodio
Escrita por Medardo Urbina Burgos

10

1819 George Pollard Jr. Es nombrado Capitán del buque ballenero ESSEX, perteneciente a la Compañía Gideon Folguer and Sons.

1819 12 de Agosto de 1819. Zarpe del ESSEX desde la isla de NANTUCKET, situada en la costa atlántica de Norteamérica, desde el puerto cuya población cuáquera estaba dedicada exclusivamente a la industria ballenera y era el punto de partida de la gran mayoría de los buques norteamericanos que en esa época recorrían los océanos en busca del Cachalote, o Ballena Esperma, de la que obtenían aceite y grasa, destinada a aceitar maquinarias, a la fabricación de velas y al alumbrado público.

1819. TRIPULACION DEL ESSEX:

Capitán :  George Pollard Jr. 
Primer Oficial : Owen Chase
Segundo Oficial:  Mathew Joy
Arponeros : Benjamín Lawrence
  Obed Hendricks
  Thomas Chappel
Camarero : William Bond
Marineros : Owen Coffin
  Isaac Cole
  Henry Dewitt
  Richard Peterson
  Charles Ramsdell
  Barzillai Ray
  Samuel Reed
  Isaiah Sheppard
  Charles Shorter
  Lawson Thomas
  Seth Weeks
  Joseph West
  Williams Wrigth
Grumete : Thomas Nickerson
   

01

15 Agosto de 1819: Tormenta en el Atlántico: El Essex. Escora y pierde dos de sus cuatro chalupas balleneras. ¿Qué hacer? Discusión de Pollard y sus subalternos- Pollard propone regresar al puerto de Nantucket para reponer los botes perdidos y reparar desperfectos. Chase y Jay se oponen. Deciden seguir el viaje. Primer quiebre de mano a Pollard.

2 de Septiembre 1819: Puerto de Flores en la Isla Corvo, Archipiélago de las Azores, frente a España.

19 Septiembre 1819: Islas de Cabo Verde frente a África. Latitud 13 grados Norte.

Octubre 1819: Se avista el primer cachalote frente a las costas de Brasil.

Enero 1820: Doblando el Cabo de Hornos.

Febrero 1820: Aprovisionamiento de agua en Isla Santa María e Isla Más Afuera en Juan Fernández. Caza de cachalotes frente a las costas chilenas durante Verano, Otoño, Invierno y Primavera de ese año siguiendo hacia el Norte frente a las costas chilenas.

08 de Octubre de 1820: Isla Hood en el Archipiélago de las Galápagos. Aprovisionamiento de tortugas gigantes. Incendio de una de las islas, provocado por uno de los marineros del Essex.

Octubre de 1820: Abandonan las Galápagos y se dirigen hacia el Oeste siguiendo los vientos alisios del Ecuador, en busca de ballenas.

1320 Noviembre de 1820: Hundimiento del ESSEX al ser atacado por un enorme cachalote, quien lo embistió ferozmente en dos arremetidas, golpeando siempre en el mismo punto al costado derecho de la proa. 0 grados de latitud (Línea del Ecuador) 120 grados de longitud Oeste. Estaban a unas 1500 millas náuticas de las Islas Galápagos. El cachalote ha sido estimado en unos 23 metros de largo. El accidente ocurrió mientras el primer oficial Chase estaba reparando su ballenera en la cubierta del barco, la cual había sido dañada momentos antes por la emergencia del una ballena justo debajo del bote. Él en el momento del ataque del cachalote, clavaba una lona en la parte averiada del bote, con el objeto de salir rápidamente a cazar ballenas en una especie de manada presente en torno al barco. Los dos botes restantes estaban cazando en los alrededores, uno de los cuales estaba gobernado por el Capitán Pollard y el otro por el segundo oficial Mathew Joy. Al volver la vista, tanto Pollard como Joy no divisaron al barco en la lejanía y, abandonando la cacería, regresaron al lugar para descubrir y observar cómo el barco se hundía lentamente.

02

Entonces decidieron subir al buque y rescatar lo más importante: los instrumentos de navegación, unas revistas náuticas, agua, unas tortugas que deambulaban por cubierta y un par de toneles de galletas. Decidieron además retirar los palos del barco e improvisar mástiles para adaptar unas velas hechizas, cosidas con la mayor celeridad.

11Se repartieron en forma equitativa, la tripulación, los alimentos, las tortugas de las Galápagos y el agua. Entonces discutieron adónde dirigirse? Pollard decidió ir hacia el Nor-Oeste, hacia las islas Marquesas, situadas a unas 1200 millas náuticas, donde habrían encontrado refugio y ayuda. Pero el primer Oficial Chase y el segundo Mathew Joy se opusieron –como siempre a cada sugerencia del Capitán- a la idea de Pollard, por la suposición errada de que en las islas polinésicas los habitantes practicaban el canibalismo. Entonces Pollard propuso dirigirse a las Islas de la Sociedad, distantes más allá de las islas Marquesas, pero más civilizadas y con mayor posibilidad de obtener ayuda, pero Chase y Joy se opusieron a la idea del capitán. Una vez más la debilidad de Pollard, o el sentimiento democrático del capitán, más la tozudez o la arrogancia de Chase, inclinaron la balanza hacia el lado equivocado. La decisión final fue la postura de Chase y Joy, es decir navegar con aquellos tres maltrechos botes balleneros de 7 metros de eslora, hacia las costas de Sud América, en un trayecto que terminaría ¡4.500 millas náuticas! de peligrosísimo recorrido, exponiéndose a las grandes olas oceánicas, la seguridad de tormentas terribles, la imposibilidad de lograr suficiente agua para un viaje de dos meses a lo menos, además de los peligros inherentes al mar, tiburones y cachalotes. Tomada la decisión, los tres botes enfilaron al Sur siguiendo el camino de los vientos predominantes. No sospechaban los terribles sufrimientos, peligros y circunstancias que les esperaba, pero todos guardaron silencio, presintiendo que en torno a esos botes solitarios en la inmensidad del Océano Pacífico, rondaba la muerte.

La dieta: cada bote tenía al alejarse del Essex hundido, 200 libras de galletas, 65 galones de agua dulce y dos tortugas de las Galápagos.

03

El 30 de Noviembre , ya casi muertos de hambre y de sed deciden comerse la primera tortuga: Chasse escribe en su diario:”degollaron la primera tortuga y cortaron las venas del cuello, recogiendo toda la sangre posible, que bebieron con desesperación la mayoría de los ocupantes del bote, luego extrajeron las partes más suculentas de las carnes de la tortuga y la asaron encendiendo una pequeña hoguera en la parte central de la ballenera: Después de 10 días de hambre, los hombres se lanzaron con gula sobre la tortuga, desgarrando con los dientes la partes más suculentas del animal, mientras el jugo caliente resbalaba por la costra de sal que cada marinero tenía en la cara. La necesidad instintiva de nutrición les llevó necesariamente al corazón y al hígado que son ricos en vitaminas”: Chase dijo: “fue un ágape indeciblemente exquisito”.

El 3 de Diciembre decidieron que si alguna de las balleneras se perdía de la vista de las otras, cada bote debía seguir el derrotero, sin esperarla(s) para no demorar la posibilidad de que alguna se salvara logrando llegar a buena tierra.

Uno de esos días de tormentoso sol abrasador, uno de los hombres decidió sumergir su cuerpo en el mar para refrescarse, tomándose de la borda del bote, entonces percibió algo sorprendente: sus pies rozaron algo duro y laminar debajo de la línea de flotación del bote. Su mano descubrió la textura de gran cantidad de almejillas, que en realidad eran percebes pedunculados. Los animales fueron arrancados y engullidos con avidez. Chase anota en su libro que: los seis hombres fueron arrancando los percebes y los fueron depositando en el fondo del bote. Por suerte tres hombres no sabían nadar y se quedaron sobre el bote, mientras los restantes se bajaron a arrancar todos los percebes adheridos bajo la línea de floración. Los hombres estaban tan débiles que no tuvieron fuerzas para volver a subir al bote. Si no hubiera sido porque los que no sabían nadar los ayudaron, no habrían podido subirse nuevamente al bote. Los percebes amontonados en el fondo del bote fueron velozmente consumidos. Chase escribe : “fue un delicioso bocado”..

04

1220 de Diciembre: después de sortear varias tormentas y marejadas, enormes olas, frio nocturno y sol calcinante durante el día, además de tolerar sufridamente el hambre y la sed por deshidratación extrema, uno de los hombres, divisa en el horizonte, lo que parecería ser una isla en medio del océano. Nickerson relata en su diario que “ A eso de las 7 de la mañana , estábamos todos sumidos en un silencio total, desanimados al extremo de querer morirnos, cuando el marinero William Wright, de 19 años, se levantó para estirar las piernas y miró a sotavento, y luego volvió a mirar, para despejar la posibilidad de un espejismo y luego gritó ¡Tierra a la vista! Ansiosos y esperanzados arribaron a una hermosa playa blanquecina en lo que creyeron ser la isla Duce, que en realidad era la isla Henderson. Vivieron allí por 7 días, alimentándose de polluelos de aves marinas que hacían sus nidos en esa isla, y habiendo encontrado una fuente de agua dulce bajo el nivel de las altas mareas, se aprovisionaron del mayor alimento posible y decidieron partir en dirección a Sud América, convencidos de que en esa isla no habría suficiente alimento para sobrevivir otra semana. Tres marineros, decidieron quedarse en esa isla, ellos no soportaron la terrible idea de exponerse a las enormes olas del océano en esos barquichuelos como cáscaras de nuez y achicharrarse de calor durante el día, además de morir a pausa por la sed inclemente. Lo que los hombres del Essex, no sabían era que en el costado opuesto de la isla había una caverna en la que yacían 8 esqueletos, uno de los cuales era de un niño de 9 años. Los esqueletos correspondían a los náufragos de algún barco, y habrían fallecido por deshidratación y hambre.

El 27 de Diciembre del 1820, abandonaron la isla de Henderson. Todos , menos tres hombres que decidieron quedarse allí, en el medio del Océano Pacífico:
Thomas Chappel
William Wrigth
Set Weeks.

 En la Ballenera de Pollard, iban: su arponero, Obed Hendricks
  Barzillai Ray
  Owen Coffin
  Charles Ramsdell
  Samuel Reed

 

En la Ballenera de Owen Chase:  Benjamin Lawrence
  Thomas Nickerson
  Richard Peterson
 

Isaac Cole

 

En la ballenera de Mathew Joy: Joseph West
  Lawson Thomas
  Charles Shorter
  Isaiah Sheppard
  William Bond

05

El 02 de Enero de 1821 Mathew Joy fallece afectado por una enfermedad pulmonar, posiblemente TBC. Después de la muerte de Joy, Obed Hendricks de 21 años, el arponero de Pollard, tuvo que trasladarse a la embarcación de Joy para capitanearla.

El 18 de Enero 1821 las balleneras de Pollard y Hendricks perdieron de vista al bote de Chase, al que nunca más volverían a divisar.

El 20 de Enero 1821 fallece Richard Peterson: “la respiración pareció abandonarle y se durmió sin ningún dolor” escribió Chase. Su cuerpo fue depositado en el mar, como el de Joy, cosiéndole las ropas y amarrando una piedra en los pies para que se fuera al fondo.

Ese mismo día 20 de Enero en el bote de Hendricks, murió Lawson Thomas, un marinero negro. Y en medio del hambre descomunal, los hombres empezaron a pensar y a conversar lo que nunca antes habrían querido hacer; la posibilidad de comerse al compañero muerto. Discutieron largamente y finalmente decidieron por satisfacer sus ateridos estómagos.

Pollard había dispuesto sobre el fondo de la embarcación, una piedra plana recogida en la Isla Henderson, y él había decidido subir a su bote una buena carga de ramas y maderos secos que el mar había depositado en la playa. Ahora servirían para asar las partes del cuerpo de Lawson Thomas. Polllard dice: “tras encender el fuego y asar las partes, todos comenzamos a comer”.

El 23 de Enero 1821, fallece otro de los miembros del bote de Hendricks: Charles Shorter, que también era negro. Los demás sobrevivientes se lo comieron.

El 27 de Enero de l821, muere Isaiah Sheppard, otro de los miembros de la tripulación de Hendricks. Los sobrevivientes también se lo comieron.

El 28 de Enero 1821 muere el único negro del bote de Pollard. Se llamaba Samuel Reed y corrió la misma suerte que sus compañeros negros. También se lo comieron.

El 29 de Enero 1821, una noche negra como boca de lobo, las embarcaciones de Pollard y de Hendricks se perdieron de vista definitivamente. En el bote de Hendricks iban Hendricks, William Bond y Joseph West. En el bote de Pollard, sobrevivían : Pollard, Owen Coffin, sobrino de Pollard, Charles Ramsdell y Barzillai Ray. Se encontraban en ese entonces a 35 grados de Latitud Sur y a 1.500 millas náuticas de las costas de América del Sur.

06

El 06 de febrero 1821 los sobrevivientes del bote de Pollard se concentraron en la loca idea del tripulante más joven del grupo. Tenía 16 años y se llamaba Charles Ramsdell. Ramsdell había planteado la posibilidad de matar a alguno de ellos para que los demás sobrevivan. Pollard no quiso escuchar la proposición y dijo que “si él moría primero, los demás podrían comer su cuerpo”. Entonces Owen Coffin de 18 años y primo hermano de Pollard pidió que echaran suerte. Entonces Pollard, nuevamente se sometió a la decisión de la mayoría y echaron suertes. Cortaron un papel y echaron los pedazos en un sombrero. La mala suerte le tocó a Owen Coffin. Pollard se ofreció sustituirle, pero Coffin dijo: “me gusta tanto mi suerte como cualquier otra” y se resignó a morir. Luego echaron suertes de quien mataría a Coffin y le tocó a Ramsdell, amigo de Coffin, pidió unos minutos de silencio y envió un mensaje a su madre, que Pollard se comprometió a dar, si es que sobrevivía, luego apoyó la cabeza en la borda y Ramsdell tuvo que cumplir con el designio de la suerte. Apretó el gatillo y “la muerte de Coffin sobrevino rápidamente”. Pollard dijo más tarde; “fue despachado pronto y no quedó dada de él”.

El 08 de Febrero en el bote de Chase muere Isaac Cole, que también era negro y al día siguiente, Lawrence y Nickerson comenzaron a hacer los preparativos para sepultarlo en el mar. Chase les dijo que lo dejaran y luego comenzó a hablarles sobre la posibilidad de que sirviera de alimento a los sobrevivientes. Nadie puso ningún reparo a la feroz idea y rápidamente comenzaron a trabajar en el cuerpo para que no se descompusiera. Tuvieron alimento para seis días.

El 11 de febrero 1821, en la ballenera de Pollard murió Barzillai Ray. Tenía 19 años

El 14 de febrero 1821, los hombres de Chase se comieron lo último que quedaba de Isaac Cole. Y calculaban que les quedaba galletas sólo para tres días. Estaban cerca de las Islas Juan Fernandez . Thomas Nickerson estaba en lo último de sus fuerzas cuando decidió morir, no seguir esperando una quimera de salvación. El chico estaba adquiriendo ya el aspecto de la muerte cuando ésta se va apoderando del individuo. Una seriedad profunda y un silencio atroz, junto a una pena y a un abandono total. El único que mantenía fuerzas era Benjamín Lawrence, quien había sido el que se había sumergido bajo el bote en aquella ocasión cuando había que reparar aquella tabla del fondo del bote de Chase que se había desprendido y amenazaba con anegar y hundir la ballenera.

07

Cuatro días más tarde, en la mañana del 18 de Febrero, Lawrence estaba de pie punto a la espadilla y tenía guardado en uno de sus bolsillos un trozo de cordel que había estado trabajando durante todos esos meses en el mar infinito, como una manera de hacer algo, de entretenerse. En ese momento miró hacia el horizonte y gritó ¡Vela a la Vista! Todos los hombres de la ballenera, hasta el falleciente Nickerson, estaban ahora de pie, mirando con desesperación las velas de un buque que navegaba a una distancia de unos 8 kilómetros del bote de Chase. La incertidumbre y la desesperación hicieron presa de las almas y los enflaquecidos cuerpos de los sobrevivientes: ¿Le darían alcance? ¿Podrían cortar la línea de navegación del barco? El viento constante les favorecía y la destartalada embarcación de Chase parecía que volaba sobre las crestas de las olas con un furor esplendoroso y un galopar enardecido, diríase que jubiloso, mientras los esperpentos humanos que, de pie junto al mástil hechizo del bote, ahora cubiertos de harapos, sentían un renacer de la esperanza, antes perdida definitivamente, y sus corazones volvían a sentir ese latido propio de la vida. Sus ojos ahora veían con más claridad el horizonte y las velas y aparejos de ese velero lejano que se iba acercando lenta pero constantemente, hasta que en el lapso de tres horas de persecución, podían ver unos pequeños puntos oscuros que se movían sobre la cubierta del barco y a medida que iban acercándose lograron ver el nombre pintado en la proa: INDIAN y llevaba matrícula de Londres. Un oficial del barco les habló por el megáfono y preguntó “ Quienes eran”. Chase reunió todas sus fuerzas y gritó “ Essex… barco ballenero…Nantucket” , pero su voz no salió de su boca, la sequedad de su lengua, por la deshidratación, impidieron todo sonido audible. Ya más cerca del barco, Chase logró gritar, casi como un murmullo, “ ¡ que eran náufragos del Essex!”. El capitán del INDIAN pidió que se acercaran más al costado del barco y luego que subieran a cubierta, pero los tres esparpajos de hombres se dieron cuenta que no tenían fuerzas para hacerlo y sus ojos desorbitados miraban hacia arriba suplicantes para que fueran izados, con sus ojos enormes, muy abiertos, incrustados en las cuencas del cráneo. La piel llagada de pústulas, colgaba de sus esqueletos, como trapos sin vida, salpicada de pústulas, heridas y abscesos. La visión que tuvo el capitán del INDIAN, William Crozier, al mirar hacia abajo desde el alcázar, le causó tal impresión, que rompió a llorar, ante lo que Chase escribió después “ la más deplorable y conmovedora visión del sufrimiento y la desdicha”.

08

Los marineros ingleses subieron a bordo del INDIAN a los tres náufragos y los recostaron, los asearon y les sirvieron una sopa de mandioca para recuperar fuerzas. Habían sido salvados el día 89 desde el hundimiento del Essex.

Mientras Pollard y Ramsdell continuaban navegando hacia el Sur-Este hasta que el 23 de febrero de 1821, se encontraban cerca de la Isla Santa María, navegando a la deriva con las velas desplegadas y empujados por un viento constante. Desquiciados sus tripulantes, inconscientes de la realidad, ateridos de frío y desfallecientes por el hambre y la deshidratación. Perdían el conocimiento a cada rato y volvían a recuperarlo, mientras comían los huesos del último de los marineros muertos Barzilai Ray. Era el día 94 desde que el Essex se hundió en las aguas del remoto Pacífico, cuando el vigía del DAUPHIN divisó a la lejanía un pequeño bote, demasiado pequeño para surcar aguas tan lejanas, profundas y feroces del océano. El bote tenía dos palos y las velas blanqueadas por la sal parecían rígidas. Ningún marinero fue visto en primera instancia. El capitán del DAUPHIN, llamado Zimri Coffin, ordenó cambiar el rumbo hacia esa extraña embarcación, y al acercarse, observaron un montón de huesos ¡ humanos! Diseminados en el centro del bote, como si un extraño animal o ave, los hubiera devorado, y sólo más tarde lograron identificar a los tripulantes, enrollados sobre si mismos, uno en cada extremo de la ballenera, encogidos y yacentes, sosteniendo cada uno de ellos, un hueso en las manos, que chupaban con avidez, intentando extraer la última muestra de alimento.

09

Cuando los hombres del DAUPHIN bajaron a la ballenera, los hombres, convertidos en esqueletos vivientes, no escucharon ni comprendieron su situación. Semi-inconscientes, defendían sus huesos con furor y no se dieron cuenta de nada, hasta que -ya en la cubierta del DAUPHIN- lograron recibir algún brebaje, agua y alimentos líquidos, que procuraron, lentamente, recuperar los enflaquecidos cuerpos y sus atribuladas conciencias. Lograron sobrevivir a la odisea el capitán George Pollard y el marinero Charles Ramsdell. Pollard fue el sobreviviente que primero reaccionó ante el alimento y el agua ingerida, y al cabo de 6 horas, contó los pormenores de su odisea al capitán del DAUPHIN, Zimri Coffin, quien la anotó extensamente en su bitácora de viaje y comenzó así a ser conocida y pasada de boca en boca entre los capitanes y hombres de mar, especialmente balleneros que surcaban las aguas de los océanos del mundo.

EPILOGO:

George Pollard y Charles Ramsdell fueron conducidos hasta Valparaíso, lugar en el que se encontraron con los hombres de Chase: Owen Chase, Benjamín Lawrence y Thomas Nickerson. Allí , informaron a un capitán de buque ballenero- el SURRY- que se dirigía desde Valparaíso a Australia, sobre los tres hombres dejados en la Isla Henderson (que ellos creían que era la isla Duce) Thomas Chappel, Williams Wright y Set Weeks. El Surry pasó a la isla Duce, pero no encontró vestigios de los náufragos. El capitán, deduciendo la equivocación, se dirigió a la Isla Henderson, recorriendo sus costas y en una ensenada rocosa, encontró a los tres hombres, en el límite de sus fuerzas, siendo rescatados y conducidos a Australia.

De los 20 hombres del Essex, sólo 8 salvaron con vida: dos hombres del bote de Pollard, tres hombres de la barca de Chase y los tres hombres que decidieron quedarse en la isla Henderson. Posteriormente se encontró uno de los botes en una playa de la Isla Henderson, conteniendo tres esqueletos, los de Obed Hendricks, William Bond y Joseph West, los ocupantes del bote que capitaneó Mathew Joy antes de su muerte en alta mar, embarcación que los ocupantes de los otros botes habían perdido de vista una noche oscura: sus tripulantes habían decidido –secretamente- volver a la isla Henderson donde encontraron la horrible muerte provocada por la sed y el hambre.

mapa

Relato escrito y resumido por:
Medardo Urbina Burgos

(Esta dramática historia real fue llevada al cine en 3D bajo el nombre de “EN EL CORAZÓN DEL MAR”).

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