“…Al regresar cuesta arriba desde el Abtao, fueron abriendo otra ruta a través de los tepuales, en dirección a los caballos dejados en el cerro, y el Gringo –que se orientaba muy bien- decía “que por allá”, y los indios, “que no, que por el otro lado” y así estuvieron discutiendo un buen rato Don Pepe Hemmelmann y los indios. Pero como había que decidirse pronto pues ya estaba cayendo la noche, el Gringo Pepe, enojado, cortó unas ramas de tepú –árbol que posee una resina inflamable que permite que las ramas y el árbol ardan de inmediato aún verdes- encendió un fósforo, prendió fuego a las ramas y les gritó a los indios ¡VAN A TENER QUE CORRER POR ALLÁ LOS DIANTRES SI NO SE QUIEREN QUEMAR EL TRASTE! Y entonces “le pega” fuego a los bosques de tepú y se arma el incendio de los mil demonios. Los indios porfiados tuvieron que seguirlo, gateando, maldiciendo y resbalando cuesta arriba, agarrándose de todo lo posible para huir del fuego… Y el viejo tenía razón…llegaron justo donde tenían los caballos atados bajo un árbol.(Relato de Che-ché Hemmelmann)”
Fragmento de LA HUELLA DEL ABTAO, de Medardo Urbina Burgos.
Segunda Edición 2006, página 40. Editorial Isla Grande. 190 páginas. Trama Impresores.
- Medardo Urbina Burgos
- Fragmentos de Libros Editorial Okeldán
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