…”En 1940 hacía cuatro años que se había quemado la ciudad. A la vista estaban todavía los escombros del sector comercial consumido por el fuego en marzo de 1936 y el olor a carbón acompañó la vida de los vecinos en los años siguientes”
“Cuando coincidían madera, fuego y viento, la ruina era total. Peor aún en verano con el maderamen reseco. Al grito de ¡Incendio! ¡Incendio! Seguía la conmoción general cuando todavía no había bomberos, bombas ni agua de grifos, como en los incendios que asolaron Castro en 1857 y 1895 que en pocas horas terminaron con lo más importante del pueblo. El agua era escasa incluso a principios del siglo XX. La que había era de vertientes y para conducirla no se contaba con otro medio que las chungas
o baldes de madera. Nuestros mayores dejaron imágenes imborrables del incontenible fuego en los dantescos incendios de Castro y Ancud, y así quedaron grabadas en la memoria colectiva de los chilotes. Por entonces se intentaba contener el avance de las llamas desarmando cercos, galpones, gallineros, baldeando techos de madera y evacuando los enseres de las casas.”
Fragmento del libro “EL MUNICIPIO Y LA CIUDAD DE CASTRO". La corporación edilicia en la reconstrucción de la ciudad. Desde el incendio de 1936 hasta el sismo de 1960”, del Dr. en Historia Rodolfo Urbina Burgos. 220 páginas impresas en papel couché. 50 fotografías de la colección Gilberto Provoste. TRAMA impresores, Editorial Okeldan. Valor $ 8.000 , Solicite su ejemplar al fono (041) 24 666 25.