entre mis medias y pantalones
venías picando suavemente mi piel
"de pavo" llegaste, sin pedir permiso
y atravesaste conmigo aquellos valles
esas verdes praderas de "La Piruquina"
vadeaste conmigo los ríos:
el Chilcón, el Puchabrán y el Abtao
¡Y ahí seguiste prendido a mis pantalones
¡Intruso y picador cadillo!
te uniste a mi y te llevé cumbre abajo
sin que pagaras el pasaje ¡fresco!
Y mientras camino y vadeo los rios
con mi mochila cada vez más pesada
¡atino! que vas soltando en cada charco
un poquito de ti mismo
sueltas de repente tus semillas
desprendes a tus hijos, uno a uno
¡los liberas! ¡los lanzas!
¡id por el río corriente abajo! ¡Id!
¡saltando las rocas, jugando con los palos
persiguiendo peladillas y salmones
Llegareis a una playa solitaria
a un valle verde y hermoso
¡Y germinareis como mis hijos!
y así conocerán otros lugares,
otros senderos, otros parajes
lejos, allá donde el viento silva
lejos allá donde la nieve cae
lejos, donde el sol se pone,
lejos, lejos, donde revienta el mar
llevareis de mi la semilla y ...
germinareis uno a uno,
los extremos ocultos de cada flecha
que se ha clavado en el pelo de una oveja,
o en un zorro culpeo
o en una cabra del monte
o en mis pantalones, mis medias de lana chilotas
mis botas o cualquiera de mis ropas
donde te prendes,¡cadillo!
viajero incansable,
dispersador de simientes
¡sin pagar tu pasaje!
¡fresco!
pero hermoso reventón de espinas.
Pequeño sol multicolor
viajero del monte y de los valles
impúdico pinchador ¡picalotodo!