Tras las sombras de tu casa
Junto al cerro,
Estaba aún en pir
Aquella vieja pared de adobe
Añejo recuerdo de antiguos residentes
Casi oculta por la hierba y los árboles
Que lograron crecer entre sus grietas.
La humedad surgía aún entre sus poros
Guardando el rumoroso canto de los grillos
…en el silencio de la noche.
Era nuestro escondite cuando el sol
Ocultaba su ardiente cuerpo tras los montes
Yo solía esperarte allí
Cuando la luna
Comenzaba a iluminar las hierbas del valle
Asomando su cara sobre la cresta de los montes.
Llegabas tú… grácil y silenciosa
Como pisando con las puntas de los pies
Danzando…ansiosa…suspirante
Con una pequeña faldita
Que jugaba con tus piernas adolescentes
Al vaivén de tus caderas
Una trenza caía sobre un costado de tu cuello
Y solía juguetear sobre tus senos turgentes
Te espèraba junto a esa pared y te abrazaba…
Nos besábamos en silencio…nos amábamos
La luna venía esparciendo sus destellos de plata
Sobre la noche estrellada…y los grillos
Daban su concierto de violines susurrantes
Ante las sombras y siluetas circundantes.
Tu pelo esparcía aromas de rosas y otras flores
Sobre aquel valle y hacía salir volando
Pajaritos amarillos por mis pupilas
Un día subimos al tope de la muralla
Vetusta y herrumbrosa
Y vimos juntos las luces del pueblo
Como lejanos juegos de luciérnagas
Que se buscan volando en el silencio…
Y se aman entre luces que tiritan.
Y no sé lo que pasó aquella noche
Sólo sé que tu esposo nunca lo supo
Pues dormía en ese entonces
El pesado sueño
De los que nunca saben.
La muralla de adobe
Se vino abajo en el último terremoto
Y sus ladrillos y argamasas
Quedaron dispersos entre las hierbas…y el olvido
Tal como nuestros recuerdos de adolescentes.