El canto de los quetros me llegó esa noche
Claro y fuerte entre la brisa marina
No eran gaviotas ni chepes..¡eran quetros!
Los que cantaban, los que rompían el silencio.
Mi amigo Segundo Cerna vivía en ese tiempo
-¡Vienen a comerse los choritos!. Nos dijo
Con voz de preocupación…y miró la escopeta
Clavada allá…en la pared del frente.
Lentamente caminó hasta ella, la desprendió
Calculó su peso y pidió cartuchos
¡Pronto los cartuchos!...dijo
Su esposa le alcanzó un puñado de cartuchos.
-¡Vienen a comerse nuestro pan! Dijo…
Con voz apenas audible lo dijo
¡Ahora la linterna!...¡Y los remos! Dijo
Y nosotros comenzamos a alistarnos.
Noche negra y viento sur…
¡Ahí es donde se vienen los quetros!. Dijo
A veces vienen chapaleando sobre el agua
En parejas y a veces con polluelos
¡Puchas que les gustan los choritos a los quetros!
Envolvió el remo en un calcetín de lana
-¡Schst!...(Para que no chille la chumacera) Dijo
Y subimos al botecillo…silenciosamente.
¡Reme suavecito amigo!...¡y “escuéndase” en las sombras!
Siempre contra el viento sur…pero despacito
Para que no chillen los remos en las chumaceras…dijo
¡Agáchense todos!...¡Que los quetros ven bien en la noche!
Me pareció ver dos figuras allá entre las cuelgas
Y el brillo de unos ojos a la distancia. ¡Ahí están!
¡Agáchense todos! Dijo y puso dos cartuchos…
En la escopeta…’¡en la escopeta! Dije y apuntó
No vi las sombras cuando estalló el fogonazo
El chapoteo de patas y alas en estampida
Y el canto sordo del pato quetro que quedó vivo
El chapoteo sobre las aguas y el aletazo…
El otro quetro –que es como un ganso-
El cuerpo inerte sobre las aguas
El rojo vientre, el pico abierto
Y el blanco cuello bajo el plumaje
No oí el rumor de la balacera, no oí su grito
Ni su quejido. El ave ganso que llaman quetro
Yace tendido flotando inerte
Desnuda el alma, abierto el vientre
Alguien lo dijo envuelto en pena
Dijo del quetro…¡la última cena!
Lejos se escucha un canto en pena
Sobre los montes…la luna llena.